¿Qué es la Tularemia (fiebre del conejo, peste de las liebres)?

Es una enfermedad producida por un microorganismo (Francisella tularensis) que afecta principalmente a roedores como el conejo o la liebre y que se transmite entre ellos mediante la intervención de insectos (garrapatas, mosquitos, pulgas...), al picar a animales enfermos y posteriormente a otros sanos. Los roedores afectados presentan debilidad, adelgazamiento y tumefacciones, acabando con frecuencia en la muerte de los mismos.

Ocasionalmente puede ser transmitida por las picaduras a otros animales y al hombre.


 

La enfermedad en el hombre es más frecuente en los ambientes de cazadores, aunque también se presenta en criadores de estos animales y en personas que trabajan con los rnismos (personal de laboratorio, mataderos, etc...).
El microorganismo puede penetrar en el ser humano a través de pequeñas heridas en la piel de las manos al desollar y eviscerar las piezas; incluso puede entrar vía ocular por salpicaduras accidentales en los ojos durante la manipulación de las piezas. A los 5-10 dias aparece un cuadro con fiebre y escalofríos, úlceras indoloras en la zona de contacto e inflamación ganglionar de la zona de entrada. Tambien se ha descrito la transmisión directa por picadura de insectos infectados.

Esporádicamente se observan formas más severas, de tipo respiratorio y digestivo, cuando el microorganismo penetra debido a su inhalación o a la ingestión de carne poco cocinada.

La enfermedad no se transmite directamente entre personas sanas y enfermas.

 

Medidas preventivas

  • Usar indumentaria apropiada para la actividad cinegética que evite las picaduras de insectos; es recomendable emplear repelentes antiinsectos. 
     
  • Limpiar convenientemente las eventuales heridas y rasguños producidos durante las cacerias. 
  • Utilizar guantes durante el desollado y eviscerado. Incluso es recomendable el uso de mascarilla protectora. 
  • Cocinar suficientemente las carnes de las piezas cobradas, aunque hayan estado previamente sometidas a congelación. 
  • Ante cualquier duda, desechar el animal, eliminándolo higiénicamente mediante enterramiento profundo o calcinación.
  • Si observa síntomas como fiebre, malestar, ulceraciones y dolor ganglionar después de haber manipulado piezas de caza, consulte a su médico.

 

¡Recuerde!

  • Una incorrecta manipulación de las piezas cobradas puede conducir a la transmisión de la enfermedad.
  • No dude en solicitar información a los Servicios Veterinarios Oficiales de su Zona.